Indiferencia de Alberto frente al reclamo neuquino

En Neuquén siguen las quejas por la entrega de las represas a la empresa nacional ENARSA. En Buenos Aires no acusan recibo




NEUQUÉN (ED) — Este año vencen las concesiones privadas de las represas de los ríos Limay y Neuquén y el gobierno de Alberto Fernández ya decidió que la administración quede en manos exclusivamente del Estado nacional, a través de la empresa ENARSA.

De este modo dejó fuera de la administración a la provincia que es la dueña de los ríos y eso generó múltiples quejas y acusaciones de deslealtad. Las provincias (también Río Negro) exigen la participación porque aquí el agua se usa para consumo y para riego, en cambio Nación regulará las compuertas de acuerdo a las necesidades energéticas de Buenos Aires. Ese es uno de los grandes temores que reinan por estos lados, respecto de las hidroeléctricas. El otro es directamente monetario.

Ya se quejaron el gobernador Omar Gutiérrez; su vice, Marcos Koopmann; el diputado Mariano Mansilla (UNE), el diputado César Gass (UCR) y hasta el senador Oscar Parrilli (PJ). También los órganos de conducción del MPN (Convención y Junta de Gobierno) dijeron lo suyo, al igual que el bloque de diputados y sectores del PRO. Pero la indiferencia de Alberto Fernández fue absoluta. Duele decirlo, pero sigue ninguneando a la provincia que es nada menos que el motor energético del país.

Este lunes, desde la Legislatura neuquina se intentó imprimirle épica al reclamo. “Más de un centenar de dirigentes políticos, sociales y sindicales, junto a representaciones comunales de los municipios y sus dirigentes, colmaron el hall de entrada de la Legislatura de Neuquén, levantando un grito de lucha por el federalismo, la integridad territorial y los recursos de las provincias”, difundieron. Pero desde Buenos Aires siguió el desdén.

No obstante advirtieron que el encuentro convocado por las autoridades legislativas, la diputada Marita Villone por el MPN y el diputado Mariano Mansilla por UNE, sirvió de puntapié inicial para dar cuenta de que se trata de un reclamo que trasciende las estructuras gubernamentales y se arraiga en la memoria colectiva de los pueblos de Neuquén y Río Negro.

La postura neuquina está muy clara y es absolutamente justa. Lo que sigue podría ser un reclamo judicial.

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